jueves, 29 de marzo de 2007

La memoria histórica que nos quiere arrebatar el PP

Me congratula que haya gente que esté de acuerdo con el artículo de Javier Marías. Y sé que, indudablemente, el PSOE, con la decisión del traslado de De Chaos, ese preso que dice que no se arrepiente de nada de lo que ha hecho y que le gusta ver las caras de los familiares desencajadas de dolor en los juicios y que es un canalla en toda regla y que merecería que le rompiesen la cabeza a patadas, ha tomado una decisión polémica. Y esta decisión, a mi modo de ver, no es tan descabellada ni tan polémica. Y los motivos humanitarios, entre otros, para tomar esta decisión, que explicó Rubalcaba en rueda de prensa, son los que me parecen menos relevantes. No hay que olvidar que De Chaos ha cumplido su condena íntegramente, por haber asesinado a 17 personas más no sé cuantos heridos, y ahora le ha caído otra condena por motivos bien distintos (exaltación a la violencia etarra). Que este tío pueda salir de la cárcel dentro de tres años, cuando se le había condenado a doce, me parece una vergüenza, claro, pero es que las leyes son las que son. Las que nos merecemos, como bien apuntáis algunos. Desde luego, habría que cambiar las leyes. Que si a un tipo le meten miles de años de cárcel, pues que cumpla todos los años que sea necesario hasta que la palme o se ahorque. Y ni pensar en la pena de muerte. Que es un ojo por ojo institucional en el que no quisiera colaborar. Además, hay algo que al PP, no lo olvidemos, en su empeño por emponzoñar la política y los ánimos de este país, y lo de este etarra le viene como anillo al dedo, no se le puede perdonar. Y es que niegue las evidencias historias, lo que ha hecho sistemáticamente desde que Aznar ganara las elecciones y tras la victoria, gracias por desgracia al 11-M, del PSOE, mal que pese, al payaso de Rajoy y su séquito de centro "opusino". Porque lo que critican al PSOE, y algunas veces hasta con razón, qué duda cabe, lo hicieron ellos también. Y tienen la desfachatez, esta derecha hipócrita y narcotizante, de negar hechos y declaraciones que están recogidas en periódicos y radios y televisiones y que, a poco que hagamos memoria, cualquier ciudadano recuerda. ¿Es que estos malnacidos trajeados, que no llevan pistolas pero sí la saliva ácida de un alien, se lo merecen todo y pueden decir lo que les venga en gana? Porque ellos son así y están por encima del bien y del mal, por encima de esa justicia que tanto critican y que han contribuido, sí, a que sea lo que es. Pues, señores, empecemos por cambiar ese Código Penal que es una mamarrachada. Eso sí, con calma, con diálogo, con las cartas sobre la mesa. Pero ¿quién puede dialogar con estas hienas? Tú malo, yo bueno. Ésa es su política. Primero golpeamos y luego escondemos la mano. Estás conmigo o contra mí. ¿Se puede hacer creer que esto es política, juego limpio?
Que el PSOE ha claudicado, que se ha dejado encular por los que apoyan el terrorismo, es lo que quiere el PP que pensemos, pero sin reconocer, obviamente, que ellos también emprendieron acciones similares por el bien de España, que se bajaron los pantalones o se los ataron más fuerte, según se mire, y que también negociaron con ETA, por mucho que Aznar, pontífice de la hipocresía progre de derechas, se empeñe en desmentir. Que no pasa nada por reconocer los errores y las meteduras de pata, digo yo. Y no hablemos de las armas de destrucción masiva, del chapapote (a ver si aprenden los gallego de una vez), de las estafas millonarias en ayuntamientos y otras calamidades. La verdad es que la lista de bocazas del PP es interminable. Y bocazas en el PSOE los hay también, por supuesto. Porque hubo GAL, del que nadie dijo ni pío hasta que se enteraron los fachas y el pueblo, por este orden, que era con nuestros impuestos con los que se compraban las pistolas. Y hubo, hay chanchullos inmobiliarios también. Y problemas con la inmigración, claro, que entren todos, que esto es la tierra prometida. Que sí. Que nosotros, el PP en pleno, pues son una piña, esto es una verdad como una catedral, fuimos los que dejamos primero, haciendo la vista gorda gordísima, que entrasen ilegales, pero ¿qué es eso de legalizarlos? Si a mí me sale tirado tener a ésta para que me limpie y me cuide los retoños de mi mujer, y si se queja, a la calle, qué cojones.
De todas formas, yo estoy convencido de que siempre será mejor una izquierda "aparentemente" blanda, que lo que pretende es no añadir más crispación, a una derecha fastizoide y de alarmante alzheimer histórico jaleada por los niñitos y niñitas del PP, con sus aparatos dentales y sus banderitas de la Patria (apropiación indebida, por cierto) y sus jerséis de pico, que a fuerza de negar la evidencia y rebañarse el ombligo quieren dinamitar cualquier acción de las hordas rojas. Y, mientras, se van apuntando a la lista obreritos, y esto es lo que me da miedo, obreritos y crías de obreritos amamantados en la teta de la ignorancia, que fomenta el PP desde todos sus frentes, obreritos, ya digo, que sobreviven en la selva española y a la que les pone un café Mohamed en el descanso del curro, que vaya horario, por cierto, y qué productivos que somos. Sí, amigo Acebes, amigo Zaplana, amigos todos, coño, que somos Uno, ¡arriba España!, a este obrerito, al que vamos a pisotear desde nuestras empresas y con nuestros delegados sindicales a sueldo, hay que hacerle ver que no todo es malo, que lo malo es Zapatero y los de su calaña, no toques, caca, malo, niño malo. Sí, instruirles desde bien pequeñitos. Que no haya escapatoria. Haz lo que diga, pero no lo que haga. Que si mi niña tiene que abortar, pues aborta, a ver, pero la puta de tu hija, la perdida ésa, que ni se le ocurra. Que hay clases, qué te creías, y ahora átate la cuerdecita que vamos a dar una vuelta.